Estaba tan ansiosa el día de tu llegada que no podría describir lo que sentía. Solo se que desde el momento en que te vi mi vida se transformó, tanto como nunca me imaginé. Sabia que iba a extrañar sentirte dentro de mi pero tenia muchas ganas de verte y tenerte en mis brazos. Esa primera noche nunca la voy a olvidar, verte a mi lado, tan pequeño, indefenso y completamente vulnerable me estremecía. Pensar que dependías completamente de mi me asustaba. Tanto te amaba que no quería ni cerrar mis ojos para no dejar de mirarte. Ahora te miro mientras duermes y me vienen muchos recuerdos, y muchos de los temores también. Se que no podre evitar todos tus sufrimientos pero estaré ahí para ayudar a levantarte si caes, consolarte si tienes pena, aconsejarte si lo necesitas y entregarte apoyo incondicional.
Para el tesoro más grande de mi vida
lunes, 3 de noviembre de 2008
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